
Una tarda tirada en la playa miraba hacia las olas sin que ningún pensamiento concreto pasase por mi cabeza, solo intentaba que mis respiraciones concordasen con el sonido del agua rompiéndo en las rocas mas lejanas y del deliz cuando vuelve a bajar. Un día, pensé, volvería aquí y de me desaría de todos los recuerdos malos y buenos, para que mi mente se quedara en blanco, para que pudiese
disfrutar de verdad de la paz que se respiraba. Aunque sabía ya de antemano, que aquello era casi imposible. Todos los pensamientos, antiguos o recientes, intentan hacerse un hueco en ti para luego llenarte de cariño intenso de recuerdos agradables o de fuertes agujas de hielo que pretenden destruirte, o simplemente torturarte, que llegado el tiempo preciso, sería peor que la muerte.

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By Victoria Cullen
By Victoria Cullen